Al cierre de 2024, la economía mexicana se encuentra en un momento crucial, marcado por la transición presidencial y la consolidación de nuevas políticas económicas. Este panorama genera incertidumbre en los mercados financieros, afectando directamente al sector de fianzas. La estabilidad del tipo de cambio, las tasas de interés y la inflación siguen siendo factores clave que impactan la capacidad de las empresas para cumplir con sus obligaciones, lo que se traduce en un aumento del riesgo para las afianzadoras.
La moderación en el crecimiento económico prevista para finales de 2024, sumada a posibles ajustes fiscales y a la desaceleración global, podría reducir la inversión privada y pública. Sectores tradicionalmente demandantes de fianzas, como la construcción y la infraestructura, podrían verse afectados por una baja en proyectos de obra pública. Esto genera un entorno en el que la emisión de fianzas se vuelve más conservadora, incrementando los requisitos y la supervisión sobre la solvencia de los clientes.
El entorno político también juega un papel importante. Las decisiones del nuevo gobierno, especialmente en materia de gasto público, influirán en la demanda de fianzas. Si bien las nuevas administraciones suelen generar expectativas de crecimiento, el mercado reaccionará con cautela, esperando claridad en las políticas y proyectos prioritarios. Esto podría llevar a un retraso en la ejecución de contratos, impactando la colocación de fianzas relacionadas con obra pública.
En este contexto, los intermediarios de fianzas deben fortalecer su capacidad de análisis de riesgos y diversificar sus clientes hacia sectores menos vulnerables a la incertidumbre, como energía, tecnología o servicios esenciales. Asimismo, será clave ofrecer asesoría personalizada para mejorar la estructura financiera de las empresas, facilitando así la obtención de garantías en un entorno más exigente.
De esta manera, la clave para 2025 será anticipar y adaptarse a los cambios del nuevo ciclo económico y político. La capacitación constante, la cercanía con los clientes y el seguimiento de las políticas gubernamentales serán fundamentales para mitigar riesgos y aprovechar oportunidades. La resiliencia y la proactividad serán la diferencia entre navegar con éxito o quedar rezagados en un mercado de fianzas más competitivo y selectivo.